lunes, 16 de marzo de 2015

Noventa y nueve y muchos siglos más

Si metemos en un frasco de cristal dopamina, oxitocina, feniletilamina, testosterona, noreprinefina y feromonas y las aderezamos con algunos recuerdos, un poco de ilusión, un abrazo de más de seis segundos, una mirada directa a los ojos y una sonrisa, obtenemos lo comúnmente llamado enamoramiento. Habrá quien lo reconozca sin dudarlo o quien, como yo, directamente aniquile esa posibilidad y la embotelle como si fuera uranio para, posteriormente, enterrarlo a más de dos metros bajo tierra. Don’t touch! Dangerous!

Aunque se reúnan estos y algunos otros ingredientes no siempre es algo que se reconozca en un plano consciente. Mi aniquilamiento fue más bien el disfraz con el que lo vestí para poder disfrutar de ello en un plano menos sutil, más consciente y a la par menos auténtico de lo que habría sido. También el disfraz me sirvió para cubrir mi cara dibujando una sonrisa roja y blanca que ocultase la rabia, la tristeza o la incomprensión.

Si  hubiera podido ver qué ocurriría, trascurridos estos años, atravesando con mi mirada el grueso de una bola de cristal, ¿podría haber cambiado algo?, quizás sí, seguro que sí aunque no tengo claro que la intensidad, la autenticidad, el eje temporal hubieran sido los deseados. Y ahora toca decir, al más puro estilo Mark Anthony, que valió la pena. Valió la pena aunque decirlo me recuerda el pinchazo de saberte sufriendo y no poder cambiar el pasado. Por lo demás, cada vivencia, cada detalle, cada mirarse en el espejo por la mañana ha sido, fue (en mi caso no lo dudo), parte del aprendizaje. Siento que es el momento de anclar esa teoría y llevarla a la práctica.
Ahora se da todo, TODO, lo que pudo darse antes más TODO lo que se puede dar ahora. No hay dudas, no hay miedos, no hay nada ni nadie que pueda cambiarlo, cambiarnos. Como decía el I Ching anoche, tenía que ser así. TODO es perfecto.

Y me leo esto escrito aquí en el post ‘Karma de Ultratumba’ de hace más de tres años:

“Y sí... es raro pero recuerdo un abrazo hace unos días, uno de esos que das a alguien que quieres de verdad, que te hace sentir, que amas del modo que sea. Fue curioso porque nos acabábamos de conocer y yo sentía que no era la primera vez que nos veíamos. Ese abrazo me lo confirmaba! Y días después ese 'quizás de otra vida' medio tímido (supongo que miedo a que juzgase) me hacía pensar en este post que ahora escribo.”

Aquel post de 2012 me vino a la cabeza el 22 de febrero cuando un reencuentro que el cosmos quiso ponernos delante, precisamente ese día, nos recordó de nuevo ese amor en la misma forma de abrazo. ¿No es curioso que estando tan cerca suceda justo ahora?

Una vez más me reafirmo en que todo ocurre por algo y a pesar de haber tirado a la basura un punto de libro precioso, me siento feliz de haber captado la señal que me llegaba ese día y desprenderme de  esa idea errónea que me hice de ti,  soltarla para poder agarrarte, esta vez directamente a ti, sin metáforas, sin disfraces, al desnudo y sin miedos.


Me retiré en exceso y de mala manera, congelándome voluntariamente sin meditarlo si quiera. Me equivoqué y fue el error más bonito que me nadie me haya mostrado. GRACIAS por atreverte, por observar más allá de lo que se ve, por intentarlo hasta tres veces, por dejar que las palabras y tus gestos mostrasen la verdad que eres y con eso el deshielo me dejase ver que seguías conmigo, que nunca me fui.