viernes, 7 de septiembre de 2007

Seguridad, Felicidad y la sopa de ajo.

El otro día quedé con amigo, un ex-compañero de trabajo, y charlamos sobre el destino, lo que nos gustaría hacer y lo que hoy podemos hacer. Llegué a la conclusión de que cada vez hay más gente que se lía la manta a la cabeza y decide dejarlo todo y emprender un viaje hacia su nueva vida.

Quien no conoce a alguien que conoce a alguien que decidió dejar la abogacía (como en el libro El monje que vendió su Ferrari de Robin S. Sharma), o la carrera de medicina, o el negocio familiar... o sencillamente un trabajo, una ciudad y una familia, para irse a descubrirse, a reinventarse o a conocer mundo. Personas que con su valentía y fuerza dejaron atrás comodidades, seguridad, miedos,...etc. y se aventuraron a lo desconocido. Muchas de estas personas no regresaron a sus raíces, las echaron en otros lugares o las esparcieron por diferentes tierras. Conocieron culturas diferentes, otros contextos, otra historia... y con todo ello cambiaron.

Reflexionando sobre todo ello me ronda por la cabeza que, al margen de las diferentes experiencias, de posibles malos momentos por ejemplo, está por encima de todo el crecimiento personal. La experiencia vivida gana a la duda que deja el "y si algún día hubiera..."

No sé vosotros pero yo, haya niños, hipoteca, trabajo..., lucharé por descubrir que se siente viviéndolo en primera persona. Nadie va a inventar la sopa de ajo pero cada vez más gente lo hace y dejar atrás esta vorágine de estrés, carreras y de mirar el reloj como mínimo es una experiencia.

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