domingo, 21 de diciembre de 2008

Año nuevo, vida... MEJOR!

Aún recuerdo cuando el 31 de diciembre de 2007, casi hace ya un año, cerraba los ojos para pedir mi deseo para 2008. Recuerdo muy bien como me sentía y que las ganas de que mi deseo se cumpliera me hacía apretar tanto los ojos que al abrirlos tardé 1 segundo en poder centrar la vista; AÑO NUEVO VIDA NUEVA!!!

Mis motivos tenía para pedir un deseo tan genérico aunque en áquel momento no sabía cuan nueva iba a ser mi vida... Quizás hubiera tenido que ser algo más concreta. :)

Este año algo he aprendido así que, si las cosas siguen como hasta ahora esta semana que queda, pediré un deseo tan o más genérico pero le daré un revés al adjetivo final: Año nuevo vida mejor. Está claro que lo novedoso puede resultar atrayente pero supongo que eso sucede sólo cuando es algo bueno así que más vale no arriesgarse y pedir que sea un año mejor. A pesar de que el panorama viste de un gris oscuro poco alentador más nos vale, es mi humilde opinión, que por lo menos la esperanza siga siendo verde porque con tanta negrura acabaremos todos depresivos. Yo prefiero seguir con el optimismo, los pies más fijos al suelo para no dejar de ver la realidad y la mente lo más clara posible para no ofuscarme excesivamente.

Lo dicho... que venga un año mejor es mi deseo más egoista y también el más altruista porque de verdad espero que lo sea para todos. Por lo pronto, mientras empiezo a divisar el horizonte 2009, intento imaginarme la luz al final del túnel.

Mis mejores deseos para 2009 y los que le siguen... ánimo y al toro!!! A la... con la crisis!

lunes, 8 de diciembre de 2008

Soufflé navideño

Como se acercan unas fechas a las que les tengo especial cariño, he pensado dedicar este post a todas las personas que se alegran de vivir La Navidad.

A mi me resulta algo extraño que, sintiéndome poco religiosa (lo de "poco" daría para varios artículos así que lo dejaremos para otro día) y también poco afín a esa vena consumista que casi estamos obligados a sentir por estas fechas, pues me resulta extraño, decía, que a pesar de todo me apetezca todo lo que acontece estos días. Desde el mismo encuentro con la familia más cercana, con la que, suertudamente, no sólo comparto mesa en estos días (quizás sea lo común del encuentro lo que hace sentirlo con la intensidad que lo siento!) y a la que realmente quiero, también es porque evoco recuerdos de familia que ya no se sienta a nuestro lado en la mesa pero que siguen siendo parte de las riendas que tiran de mi vida.

Los villancicos no me enternecen por hablar del nacimiento de Jesús, los Reyes Magos o los peces de vete tú a saber que río... sencillamente me ablandan sus melodías, sus tonos y al dejarme llevar me siento pletórica por ser yo misma.

En definitiva, me da igual si es una festividad cristiana o qué, lo que me encanta es ver las calles con sus trajes de luces, su música alegre y a la gente que parece haber dejado pegada su mala leche a la almohada al menos por unos días, es como si saliésemos a la calle con otro aire. Yo, sencillamente, disfruto sintiendo que la competencia entre el plato que cocina mi padre o mi tío en Nochebuena es un lujo que va dedicado a los que quieren contentar y con los que comparten mesa.

En días como este, un 8 de dicciembre de 2008 y estando en plena crisis, mando un abrazo sincero y caluroso a los corazones arañados, desgarrados o en paro y muy especialmente a aquellos que tiraron la toalla y que piensan que ésto sólo va de vender turrones, juguetes o estampas porque la verdadera fiesta es la que cada uno decide sentir.

Yo voy a sentir lo que he vivido este año, a despedirme de ciertos resquemores y a darle de nuevo la bienvenida a las emociones dormidas. Yo elijo sentir, al margen del número de regalos que decida comprar o fabricar artesanalmente y especiamente al margen, claro, de los que reciba.

Un besazo especial a la familia del sur que, aunque no en cuerpo, estarán sentaditos a mi vera en mi mente esta Noche buena.