domingo, 20 de abril de 2008

Justo antes del verano

Todos conocemos el dicho "la primavera la sangre altera" pero me pregunto si tanto!!! Nunca pensé que fuese tan evidente... sabía que la primavera era algo más que una estación del año pero hace un tiempo no hubiera pensado que es casi un estado de ánimo.

Quizás el no tener alergia al polen ni sucedáneos hacía que pasase más desapercibida para mí pero este año, este año es imposible no percibirla. ¿Qué le pasa a la gente? :)

La gente está como más dispuesta a abrirse, a conocer otra gente, a explorar y parece que si te cuelgas una sonrisa de la cara pues se percibe el buen rollo así que nada, mi sonrisa y yo, vamos a expandirnos más si cabe y a disfrutar de esta explosión de emociones y afectividad que se respira en el ambiente y a disfrutarlo a tope como todo lo efímero.

De todos modos, conmigo el verano suele ser generoso por lo que, ¿quien sabe? puede que tenga delante mío una época de subidón más larga que una simple estación del año.

Y, ¿cómo no? dadas las fechas, la revolución de hormonas y esta fase expansiva seguiré mirando hacia delante y a querer y dejarme querer porque al final es como yo concibo la vida, en primavera y siempre.

miércoles, 9 de abril de 2008

Aroma de café con leche

Es curioso pero no me gusta el café con leche… bueno en realidad no soporto la leche y el café me encanta pero soy incapaz de tomarme un cortado o un café con leche… ni siquiera un “manchao” que le dirían en el sur!!! Desde el Instituto que no lo pruebo. Sin embargo siento nostalgia, una especie de morriña, de ese sabor.

Supongo que es como cuando vives en la ciudad y un día, paseando por algún pueblecito, te llega ese olor a leña o a chimenea e inspiras una bocanada de aire como si te fuese la vida en él. Olor a pueblo que le llamo yo!!!! Olor al pasado y a la infancia.

Hay ahora un momento del día imprescindible para mí que es el del desayuno… Además de inspirar ese olor de los cafés con leche de mis compañeros, disfruto riendo, charlando de cosas, banales o no, pero que poco o nada tienen que ver con el trabajo. Disfruto de lo heterogéneo que es el “grupo de desayuno” y de esos 30-40 minutos (guau!!!) que nos dedicamos a nosotros mismos: un buen bocadillo “especial” que hemos bautizado, incluso, con el nombre de una de estas personas que forman parte de este momento. Un té rojo o café… y sobre todo, esas charlas, esas miradas, esa complicidad y confianza incipientes que acaban tiñendo las mañanas con ese aroma a buen rollito que me mantiene despierta durante el día.

Este post va para vosotros porque hacéis que venir al trabajo cada mañana tenga ese puntito alegre que me sigue motivando.