Si metemos en un frasco de cristal dopamina, oxitocina,
feniletilamina, testosterona, noreprinefina y feromonas y las aderezamos
con algunos recuerdos, un poco de ilusión, un abrazo de más de seis segundos,
una mirada directa a los ojos y una sonrisa, obtenemos lo comúnmente llamado
enamoramiento. Habrá quien lo reconozca sin dudarlo o quien, como yo,
directamente aniquile esa posibilidad y la embotelle como si fuera uranio para,
posteriormente, enterrarlo a más de dos metros bajo tierra. Don’t touch!
Dangerous!
Aunque se reúnan estos y algunos otros ingredientes no
siempre es algo que se reconozca en un plano consciente. Mi aniquilamiento fue
más bien el disfraz con el que lo vestí para poder disfrutar de ello en un
plano menos sutil, más consciente y a la par menos auténtico de lo que habría
sido. También el disfraz me sirvió para cubrir mi cara dibujando una sonrisa
roja y blanca que ocultase la rabia, la tristeza o la incomprensión.
Si hubiera podido ver
qué ocurriría, trascurridos estos años, atravesando con mi mirada el grueso de
una bola de cristal, ¿podría haber cambiado algo?, quizás sí, seguro que sí
aunque no tengo claro que la intensidad, la autenticidad, el eje temporal
hubieran sido los deseados. Y ahora toca decir, al más puro estilo Mark Anthony,
que valió la pena. Valió la pena
aunque decirlo me recuerda el pinchazo de saberte sufriendo y no poder cambiar
el pasado. Por lo demás, cada vivencia, cada detalle, cada mirarse en el espejo por la mañana ha sido, fue (en mi caso no lo
dudo), parte del aprendizaje. Siento que es el momento de anclar esa teoría y
llevarla a la práctica.
Ahora se da todo, TODO, lo que pudo darse antes más TODO lo
que se puede dar ahora. No hay dudas, no hay miedos, no hay nada ni nadie que
pueda cambiarlo, cambiarnos. Como decía el I Ching anoche, tenía que ser así.
TODO es perfecto.
Y me leo esto escrito aquí en el post ‘Karma de
Ultratumba’ de hace más de tres años:
“Y sí... es raro pero recuerdo un abrazo
hace unos días, uno de esos que das a alguien que quieres de verdad, que te
hace sentir, que amas del modo que sea. Fue curioso porque nos acabábamos de
conocer y yo sentía que no era la primera vez que nos veíamos. Ese abrazo me lo
confirmaba! Y días después ese 'quizás de otra vida' medio tímido (supongo que
miedo a que juzgase) me hacía pensar en este post que ahora escribo.”
Aquel post de 2012 me vino a la cabeza el 22 de febrero
cuando un reencuentro que el cosmos quiso ponernos delante, precisamente ese
día, nos recordó de nuevo ese amor en la misma forma de abrazo. ¿No es curioso
que estando tan cerca suceda justo ahora?
Una vez más me reafirmo en que todo ocurre por algo y a
pesar de haber tirado a la basura un punto de libro precioso, me siento feliz
de haber captado la señal que me llegaba ese día y desprenderme de esa idea errónea que me hice de ti, soltarla para poder agarrarte, esta vez
directamente a ti, sin metáforas, sin disfraces, al desnudo y sin miedos.
Me retiré en exceso y de mala manera, congelándome voluntariamente
sin meditarlo si quiera. Me equivoqué y fue el error más bonito que me nadie me
haya mostrado. GRACIAS por atreverte, por observar más allá de lo que se ve,
por intentarlo hasta tres veces, por dejar que las palabras y tus gestos
mostrasen la verdad que eres y con eso el deshielo me dejase ver que seguías
conmigo, que nunca me fui.
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